martes, 25 de mayo de 2010

Algunos temas del Grupo N° 10.

El contexto del romanticismo: el legado de la ilustración, la revolución francesa y la revolución industrial.

La Ilustración. Hubo en el siglo XVIII una tendencia en el pensamiento y la literatura, en Europa y en toda América, denominada Ilustración, y a tal siglo se le llamó el Siglo de las Luces. Se le llamó así porque consideraban, escritores y hombres de ciencia, que emergían de siglos de oscuridad e ignorancia, y llegaban a una nueva edad iluminada por la razón, la ciencia y el respeto a la humanidad. Y esto era así pues hasta ese momento prevalecían las ideas de la Biblia y del filósofo griego Aristóteles. Para el caso, Aristóteles, casi 20 siglos antes de la Ilustración, afirmó que la velocidad con la que caen los cuerpos es proporcional a su peso. Esta idea prevaleció sin que nadie se tomara la molestia de comprobarla; pero llegó Galileo Galilei. Este hombre de ciencia demostró que dos cuerpos de pesos diferentes caen con la misma velocidad si se les deja caer de la misma altura. También sostenía Aristóteles que los planetas giraban en torno de la Tierra, a lo que se opuso Galileo. Hoy sabemos que la Tierra y todos los planetas giran en torno del sol.

Descubrimientos como los anteriores le dan confianza a la ilustración, generándose una fe constante en el poder de la razón humana. Pero el impulso mayor le llegó con la exposición de la teoría de la gravitación universal de Isaac Newton. Pensaron los de la Ilustración que si la humanidad podía resolver las leyes del universo, las propias leyes de Dios, el camino estaba abierto para descubrir también las leyes que subyacen al conjunto de la naturaleza y la sociedad. Se llegó a asumir que mediante un uso juicioso de la razón, un progreso ilimitado sería posible (progreso en conocimientos, en logros técnicos y sus consecuencias también en valores morales). Se otorgó un gran valor al descubrimiento de la verdad a través de la observación de la naturaleza, más que mediante el estudio de las fuentes autorizadas, como Aristóteles y la Biblia. Aunque veían a la Iglesia (especialmente la Iglesia Católica) como la principal fuerza que había esclavizado la inteligencia humana en el pasado, la mayoría de los pensadores de la Ilustración no renunció del todo a la religión. Optaron más por una forma de deísmo, aceptando la existencia de Dios y de la otra vida, pero rechazando las complejidades de la teología cristiana.

Vista así las cosas, parecía que la humanidad se encarrilaba en el predominio de la razón, pero a finales del siglo XVIII surgieron algunos cambios en el pensamiento de la Ilustración. Bajo la influencia de Rousseau, el sentimiento y la emoción llegaron a ser tan respetables como la razón. Comienza a nacer así el romanticismo. Puede considerarse, entonces, que el romanticismo es un legado de la Ilustración.

El romanticismo. Quizás el alumno al escuchar la palabra romanticismo se traslade a una relación sublime (sentimental) entre un hombre y una mujer; una relación de amor profundo, de besos, flores y otros detalles que arrancan suspiros a los enamorados. En realidad el movimiento literario denominado romanticismo va más allá de estas ideas. Este movimiento (que dominó la literatura europea de finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX) se caracterizó por su entrega al sentimiento, la emoción la imaginación y la subjetividad, su libertad de pensamiento y expresión y su idealización de la naturaleza. El término romántico se empleó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII con el significado original de semejante al romance, con el fin de denigrar los elementos fantásticos de la novela de caballerías muy en boga en la época.

El término subjetividad es de tenerlo muy en cuenta, ya que en la literatura romántica predomina la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica y la intuición sobre la ciencia. Esto propicia el desarrollo de una vasta literatura de notable sensibilidad y pasión que antepone el contenido a la forma, estimula el desarrollo de tramas rápidas y complejas y se presta a la fusión de géneros (la tragicomedia y la mezcla de lo grotesco y lo sublime), al tiempo que permite una mayor libertad estilística.

La Revolución Industrial. La Revolución Industrial surge en Inglaterra a finales del siglo XVIII, con la invención de la máquina de vapor, de James Watt. Con la Revolución Industrial se da la transición desde una economía agrícola tradicional hacia una economía caracterizada por procesos de producción mecanizados para fabricar bienes a gran escala. Surge así un mercantilismo feroz por el aumento de los productos manufacturados, lo que genera grandes cambios sociales. Para el caso, se genera una mayor urbanización y, por lo tanto, procesos migratorios desde las zonas rurales a las zonas urbanas. Hay cambios en las condiciones de vida y laborales y en los valores sociales. Al principio se reduce el poder adquisitivo de los trabajadores y una pérdida de calidad en su nivel de vida. Más tarde, se tradujo en un aumento de la calidad de vida de toda la población del país industrializado.

También influyen en el romanticismo los escritores. En la década de 1770 los escritores asumieron temas políticos y económicos, criticando aspectos que les parecían injustos.

La Revolución Francesa. Las influencias del ilustrismo se ponen de manifiesto en la Revolución Francesa. Esta fue un proceso social y político acaecido en Francia entre 1789 y 1799, cuyas principales consecuencias fueron el derrocamiento de Luis XVI, perteneciente a la casa real de los Borbones, la abolición de la monarquía en Francia y la proclamación de la I República, con lo que se pudo poner fin al antiguo régimen en ese país. Aunque las causas que generaron la revolución fueron diversas y complejas, éstas son algunas de las más influyentes: la incapacidad de las clases gobernantes (nobleza, clero y burguesía) para hacer frente a los problemas de Estado, la indecisión de la monarquía, los excesivos impuestos que recaían sobre el campesinado, el empobrecimiento de los trabajadores, la agitación intelectual alentada por el Siglo de las Luces y el ejemplo de la guerra de la independencia estadounidense.

Luis XVI, el rey de Francia, al iniciarse la revolución, y casado con la impopular María Antonieta, al asumir el poder encuentra una Francia empobrecida y endeudada, y los elevados impuestos habían extendido la miseria entre el pueblo francés. Inmediatamente después de su coronación, redujo algunas de las contribuciones más gravosas y modificó el sistema financiero y judicial. No obstante, la nobleza y la corte le impidieron llevar a cabo reformas más amplias. Aunque se hicieron intentos por mejorar la condición económica del país, el pueblo francés continuó indignándose por la carga impositiva a la que se le sometía para sostener el despilfarro cortesano. El 14 de julio de 1789 el pueblo parisino asaltó La Bastilla y retuvo a la familia real en el palacio de las Tullerías. Los monarcas, junto con sus hijos, intentaron huir a Austria en junio de 1790, pero fueron capturados y enviados a París. En 1792 la Convención Nacional, la asamblea de diputados francesa, proclamó la República, juzgó al rey acusándole del cargo de traición y fue condenado a la guillotina. Su esposa, María Antonieta, que no contaba con el favor de los franceses por ser extranjera, murió también en la guillotina el 16 de octubre del año siguiente.

La Revolución Francesa ejerce gran influencia en el desarrollo del romanticismo. Cambiaron los sentimientos después de tantas convulsiones. Surge un interés por las antigüedades nacionales y por la poesía popular. Los escritores ya no pertenecían exclusivamente a la clase alta, sino más bien a la media, inclusive a la clase baja. De aquí que buscasen darse abiertamente al pueblo; pues consideraban las letras como provenientes del pueblo y destinadas a él.

La literatura del romanticismo

Los grandes temas románticos. En el romanticismo se tratan diversos temas, con menor o mayor intensidad, dependiendo del autor. Aquí hablaremos de cuatro temas: la libertad, exploración de la subjetividad, lo exótico y lo sobrenatural.

4 La libertad. La libertad, si bien es un tema tratado por diversos autores en diversos tiempos, en el romanticismo el tema surge por los movimientos libertarios y abolicionistas de finales del siglo XVIII y principios del XIX. La política y los temas sociales fueron claves en la poesía y la prosa románticas en todo el mundo occidental, y fructificaron en documentos humanos, notables por su vigor y su vigencia en el mundo actual. En Guillermo Tell (1804), del alemán Friedrich von Schiller, un oscuro montañés medieval se convierte en símbolo inmortal de la lucha contra la tiranía y el gobierno extranjero. En la novela Los novios (1827), del italiano Alessandro Manzoni, una pareja de campesinos derrota finalmente al feudalismo en el norte de Italia.

Lord Byron y Percy Bysshe Shelley protestaron airadamente contra los males políticos y sociales de la época y defendieron la causa de la libertad en Italia y Grecia. El poeta ruso Alexandr Serguéievich Pushkin, alcanzó la fama con su Oda a la libertad y, como muchos autores románticos fue perseguido por subversión política, y condenado al exilio.

Rousseau había afirmado que las personas nacen libres, pero la civilización las encadena. Este sentimiento de opresión se expresó con frecuencia en la poesía, como revela la obra del visionario inglés William Blake, quien en su poema Milton habla de los "oscuros molinos satánicos" que comenzaban a desfigurar la campiña inglesa.

4 La exploración de la subjetividad. La subjetividad es una apreciación de la realidad muy particular, a veces carente de razón. En la literatura romántica se advierte un punto de vista muy particular del autor. Estos hablan algunas veces de sí mismos muy abiertamente, ya sea en primera persona o encarnándose en un personaje. Así lo hizo Goethe en su novela Werther. En otras ocasiones dejan escapar el subjetivismo expresando sus sentimientos y sus experiencias, como si tal cosa fuese lo más importante del mundo y de la sociedad. Antes del Romanticismo los escritores no expresaban abiertamente su vida íntima; pero en este movimiento se muestran al público tal como son.

4 El gusto por lo exótico. En el romanticismo, los escritores románticos amplían sus horizontes en el espacio y en el tiempo. Fijan su mirada en la Edad Media, buscando temas y escenarios de mucha atracción por su exotismo. Ambientan sus obras en lugares como las Hébridas de la tradición osiánica o el Xanadú oriental evocado por Colerigde en su inacabado Kubla Jan (1797). Una obra decisiva fue la recopilación de antiguas baladas inglesas y escocesas realizada por Percy Thomas. Sus Reliquias de poesía inglesa antigua (1765) ejercieron una influencia notable, tanto formal como temática, en la poesía romántica posterior. La nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.

4 El gusto por lo sobrenatural. En el romanticismo se trata temas sobrenaturales, es decir temas en los que prevalece lo inexplicable, lo irracional. Esta tendencia se vio reforzada por la desilusión con el racionalismo del siglo XVIII, Siglo de las Luces. También por la recuperación de una abundante cantidad de literatura antigua (cuentos populares y baladas) realizada por Percy y los eruditos alemanes Jacob y Wilhelm Karl Grimm y el escritor danés Hans Christian Andersen, creador de El patito feo y El soldadito de plomo. También el español Gustavo Adolfo Bécquer dio su aporte, que tanto influyó en los poetas hispanoamericanos.




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